lunes, 8 de diciembre de 2008

Envidia canina

¡Pobres gorrinos! Toda la vida hablando de envidia cochina y ahora resulta que es más bien... canina. Lo dicen investigadores de la Universidad de Viena, qué tiene miga. [¿Todo bien, Sigmund? Bien, muy bien Hans, aquí estudiando la envidia de los chuchos]
Tenía que pasar. Que si el mejor amigo del hombre. Que si vestiditos de lana para el invierno. Que si peluquería...
Los hemos vuelto unos lilas y, además, envidiosos... ¿Dónde esa bestia parda que mordía al hijoputa del vecino? ¿El animal que se meaba en sus plantas? ¿Dónde para el machote que se tiraba a todas las perras del barrio? Nada... ahora casi comen caviar, les recogemos las caquitas y los perfumamos. No nos extrañemos si cualquier día nos ladran: Adolfo, por favor, ¿me traes las zapatillas?

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