jueves, 19 de marzo de 2009

Los nuevos tricornios

Decía el chiste..."es ponerme el tricornio y me entra una mala leche..." Pues debe ser así. Te calzas un casco antidisturbios y empuñas una porra, y todo es bulto. La sangre ajena empieza a brotar. Te ciegas. Lo mismo da si el que tienes delante estrenó el DNI ayer. Si lo que reclama es lícito o no. Usted reparta estopa que le han dicho que hay que dispersar. Dispersar, bonito eufemismo. Nos escocerá que algunos presuman de correr ante los Mossos como hicieran sus padres delante de los grises. Está claro que los motivos y la distancia son infinitos. El desparrame de adrenalina y la exhibición de cerebro amaestrado del que empuña la porra sigue siendo lo mismo.

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