Madres coraje

Es casi más fácil encontrarse cómodo en una reunión de alcóholicos anónimos que en una charla para embarazadas. Al menos en la primera todo el mundo sabe lo que es el JB y la resaca. En la segunda te abruman a conocimientos y te mienten desde el principio. ¡Cuántas madres guapas en esta sala! (cuando deberíamos preguntarnos quien tuvo cojones de preñarlas)
Salir con un niño del hospital es un infierno. Es más difícil que montar un mueble de Ikea. Que si la camisa batista, el extractor de leche materna (una especie de ordeñador), la canastilla (que pensaba yo que era como el minibasket)... Cuando poco a poco te hundes en la miseria, la futura madre coraje de tu lado (que ya se ha leído 1287 revistas especializadas) pregunta por la mastitis o si es verdad que si comes cereales el calostro es más sabroso. Pues francamente, ni puta idea.
Supongo que del papel del padre ya han oído hablar. Pues eso, tras inocular su masculinidad, su función se reduce a dar masajes antiestrías y a ser un mindundi. Vamos, como antes de ser padre.