jueves, 11 de junio de 2009

Crecimiento personal

Que cada cúal se busque y se encuentre como pueda (véase la foto). Ahora bien, lo de la moda del puto crecimiento personal empieza a llenar de estupidez demasiados cerebros. ¿Responsables? Terapeutas verborreicos, la autora de El secreto Rondha Byrne, promotores de la filosofía oriental, el autoconocimiento y la constelación familiar; detectores del ying y el yang, psicologuchos, embaucadores y cantamañanas como Jorge Bucay. Todos son sus abanderados. Tipos que amasan fortunas a base de nuestra candidez y frases como El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quien es. Pero, ¿ayudar a qué? ¡Dejen de tocar las pelotas y que la gente viva en paz! Que al último que jugó -a lo ninja- con la búsqueda del yo (por tí va, Pequeño Saltamontes) se rompió la crisma atándose las pelotas y colgándose de un armario. No sé vosotros. Yo, no he vuelto a ser el mismo.

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