jueves, 27 de agosto de 2009

Abuelas que se cuelan

Ser cafre con los abuelos es tan lamentable como aprovecharse de tener arrugas. Y es que hay viejos, que no personas mayores, que se cuelan. Le echan rostro a la cosa y el resto, los sufrimos en silencio. Hasta tal punto que aunque nos introduzcan un palo candente por donde amargan los pepinos, lo único que hacemos es torcer el gesto mientras miramos al dependiente/a de turno... Cóbrele, no pasa nada... ¿Cómo que no pasa nada? Siempre actuan igual. Avanzan lentamente y, de repente, aceleran clávandote el codo entre dos costillas flotantes. Cuando te has dado cuenta te han superado en la cola de los pollos a l'ast, en la frutería o esperando turno en la oficina de correos... ¡Y sobre todo no les mires! Puedes morir desintegrado, convertido en estatua de sal o degollado a manos de un grueso enfurecido del Hogar de Ancianos del pueblo.
¿Que por qué lo hacen? Será quizás porque ellas necesitan llegar pronto a casa para probarse todos los tangas que han comprado en el Calzedonia o ellos su tiempo para sacar brillo a los abdominales con el Abflex.
En fín, que todos cumpliremos años y seguro que nos entrará la prisa. Yo, que soy pudoroso, seguiré perfeccionando la técnica ninja para hacerme invisible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

fue muy interesante para leer. Quiero citar el mensaje en mi blog. Se puede? Y otros una cuenta en Twitter?