domingo, 23 de agosto de 2009

El cobrador català

Ni embajadas ni agasajos a terceros países. Si algo nos pone a los catalanes es un extranjero chamuyando la llengua. No sé, nos eriza la piel, nos pone palotes. Si encima el foráneo viste de català, eso es el summum de la integración. Así lo ha entendido un joven empresario de Vic. Ataviando a un subsahariano con barretina, faja y alpargatas para perseguir a la gente que tiene alzheimer con sus deudas.
Hasta ahora no tenía ni puta gracia que un tipo vestido de frac, escocés o zorro te acompañara por la calle para recordarte cuán moroso eras. Ahora es diferente. Un africano vestido de pastoret es un orgullo. Todo un honor para la familia que lo recibirá a la puerta de casa con moscatell y carquinyolis. ¡Por fín esto sí es globalización! ¡Aprende Carod!

No hay comentarios: